Texto de posicionamiento de la asociación Minga adoptado por la asamblea general del 20 de octubre del 2013.
Por la diversidad de los oficios y de las actividades de sus miembros, Minga es una organización en la que se forja alianzas, se construye relaciones de fuerza y donde se elabora compromisos. Un espacio de reflexión, de debates, de actuaciones y de cooperaciones económicas para desarrollar una economía más democrática, socialmente más justa, económicamente más responsable y energéticamente más eficaz.
Desde su creación y sin abogar por un proteccionismo localista y nacionalista, Minga rompe con la ideología que aspira a hacer creer que la libre circulación de mercancías y de capitales es el paso obligado de todo progreso de la humanidad. Para Minga promover una economía ya es descolonizar este imaginario consumista basado en el desarrollo de un “ser” consumador o empresarial liberado de cualquier restricción física, geográfica, climática o material. Una ideología globalizante que induce a pensar que un mismo modelo de desarrollo es conveniente en todos lugares y para todos, un mundo gobernado por los algoritmos que pretenden saber por adelantado nuestros gustos y nuestras necesidades.
Tratar la cuestión de un comercio justo sin reconsiderar nuestros modos de producción, de organización del trabajo, de utilización común de conocimientos y nuestros modos de vida no significa nada. Todo esto no hace más que mantener el legado colonial de la mundialización. Por el contrario, envolverse localmente sin examinar el peso de la mundialización a lo largo de su historia que echó raíces bien antes de los años ochenta del siglo pasado, es negar las realidades económicas a las que nosotros todos enfrentamos.
La primera de las injusticias no deja de ser la exclusión de cualquier persona del empleo porque está demasiado joven o demasiado viejo, demasiado pobre para ser móvil o acceder a una herramienta de trabajo, no suficiente rápido porque niega ser competitivo a cualquier costo hasta venderse para ocupar el puesto de un colega o porque está enamorada del trabajo bien hecho, del gesto lindo y de la obra bella.
Entonces es en los mundos del trabajo y de los oficios que la asociación Minga se sitúa, dirigiéndose a todos los que se enfrentan cada día con este sistema económico mundial cada vez más financiarizado, orientado hacia une economía rentista, destructiva de democracia, de progreso social y del medioambiente.
Promover una economía justa es plantear la perspectiva de una socialización de los medios de producción y de intercambio, considerando al mismo tiempo que todas las actividades no tienen que ser orientadas al mercado, en particular la educación y la salud. Es también elaborar modos de organización que permitan un mejor reparto y un control de las responsabilidades en materia de repartir de manera más justa las riquezas producidas. Es también militar a favor de una ampliación de la educación en ciencias sociales para que todos los ciudadanos pudieran entender las realidades económicas que enfrentan.
Promover una economía justa es romper con las opciones técnicas cuando no sirven más que a mejorar las condiciones de trabajo. Es también evitar las tareas aburridas, duras y alienantes cuando no sirven más que para capturar las riquezas en beneficio de unos cuantos y para perpetuar y afianzar las dominaciones de clases y de género, a producir bienes que no duran e incluso están perjudiciales a la salud.
Promover una economía justa es cuestionar el industrialismo y el productivismo que nos alejan de la comprensión amplia e inclusiva de lo vivo, del sentido de la realización de una obra que separa el pensamiento de la acción, el trabajo manual y el trabajo intelectual, que consideran que hay de un lado los que piensan el trabajo y tienen el derecho de interrogarse sobre el por qué et de otro loado los que ejecutan el trabajo y solo pensarían en la cuestión del cómo.
Promover una economía justa es entonces actuar juntos con el fin de conquistar nuevos derechos sociales que permiten a todos de satisfacerse de su trabajo que sea manual o intelectual o científico o artístico, sin que el reconocimiento social pase totalmente por la actividad laboral.
Minga favorece los vínculos que construyen una solidaridad interprofesional que incluye todos los trabajadores, tanto los que son privados de empleo o en formación, como los que son trabajadores laborales, que asuman a veces una responsabilidad de empleador y que aspiran también a llevar a cabo sus oficios, de vivir dignamente de sus actividades y de transmitir sus habilidades.
Minga milita también para un régimen universal de protección social de alto grado, que sea uno empleado del sector público o privado, trabajador laboral, artesano, campesino, comerciante, estudiante, jubilado o privado de empleo.
El mundo se enfrenta a inmensas mutaciones, la historia se acelera: la cuestión es actuar para que los cambios necesarios para enfrentar las crisis múltiples (alimentarias, ecológicas, económicas, financieras, climáticas, energéticas…) se cumplan mediante un fortalecimiento de la democracia y no lo contrario. Porqué debido a las urgencias es fuerte la tentación de adoptar unos modos de pensar y de discursos que desvíen el debate contradictorio, que golpeen los espíritus con fórmulas sencillas y soluciones milagrosas, y que permiten a las clases dirigentes justiciar un régimen de excepción. Las crisis de la deuda publica les brindan la oportunidad.
Poner en el centro del debate la manera en la que producimos, intercambiamos y compartimos los bienes y los servicios al nivel internacional o a proximidad, son los retos de una economía más justa y de una sociedad más democrática.
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